miércoles, 3 de septiembre de 2008

La Muerte

A todos nos llega.
¿Es el fin o un principio?, en la mayoría de las religiones esta no es definitiva y siempre enfocados en que volveremos a vivir pero en un mundo mejorado y demás.
No crean que la resurrección es algo único de la iglesia cristiana ya que la mayoría de las religiones aceptan estas ideas y quizás desde antes que la cristiana. Pero este artículo no es para criticar a las religiones ni compararla, es para discutir un tema sensible como lo es la muerte.
Hace menos de un año se me ocurrió que la muerte no debería ser motivo de tristeza ni de dolor, claro asumiendo que quién se fue y quién lo llora sean cristianos.
Mis bases para dicho pensamiento es que se supone que debemos aspirar a agradar a Dios y al hacerlo con seguir sus mandamientos y aceptar a Jesús como nuestro salvador llegaremos a estar junto a él en el paraíso. Antes de que esto suceda llegará el juicio final donde hasta los muertos se levantaran de sus tumbas para rendir cuentas (creo que así es, al menos me esfuerzo por captar la esencia) ante el Creador. Entonces la muerte es algo que nos va a alcanzar y desde cierto punto de vista puede ser visto como un paso que nos acercará a el juicio final donde esperamos alegremente haber merecido la vida eterna, este me parece un pensamiento sano. Es cierto que no todas las muertes ocurren en las mismas condiciones y que no todos quienes mueren lo hacen habiendo aceptado a Jesús como su salvador ni habiendo tenido una vida que cumpliera con lo que piden las Sagradas Escrituras pero en ese caso me pregunto yo: ¿qué puedo hacer?, la verdad nada pero aunque no diga que llorar de nada sirve diré que más sentido hace llorar por aquel que nunca acepto a Jesús como su salvador que por aquel que sí porqué en verdad creo que deberíamos de alegrarnos de aquel que se esforzó en agradar a Dios hasta el momento de su muerte (desde que haya empezado a hacerlo hasta su muerte).
Luego me llega otra idea, más importante que nuestra familia debe ser Dios y que no importa que yo ame ni cuanto lo ame, debo amar a Dios sobre todo y eso para mí incluye alegrarme de las decisiones qué Dios en su infinita sabiduría haya tomado.
Yo pienso que si bien el hombre con el pecado introdujo a su vida el sufrimiento y la muerte, no fue el hombre quién la creó, sino Dios con su infinita sabiduría y como yo sé que Dios creó todas las cosas con su infinito amor y sabiduría me atrevo a pensar que no soy quién para ir en su contra ni juzgarla y que solo debo aceptarla e inclusive alegrarme.
Quizá llorar la muerte de nuestros queridos evidencie el echo de que aún nos faltan muchas cosas por aprender o quizá yo solo sea un loco que habla estupideces (más probable).
Mientras tanto seguiré pensando que la muerte no tiene porqué ser motivo de tristeza ya que aunque sea que la persona no irá al cielo creo que debo pensar que más importante es amar a Dios y que si el aborrece el pecado, yo sin juzgar ni nada no puedo apoyar el pecado.
OD507

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